(El hostigamiento de la seguridad del CEN del PRI no impidió la presente fotito) |
El
viernes pasado escuché una entrevista a Enrique Peña Nieto por Jacobo
Zabludovsky, donde el político por más de dos ocasiones enfatizó que los
asuntos que más le enfadan son las desigualdades e injusticias; es decir, que
unos tengas mucho más que otros, como es su mismo caso, pues no olvidemos que
poco antes que Peña Nieto contrajera nupcias con La Gaviota (hace dos años),
se difundió ampliamente la construcción de una mansión en Ixtapan de la Sal
para vivir con su nueva esposa, asunto que no tendría nada de malo si el
político demostrara que los 19 millones de pesos que invirtió en ella los gana
honestamente, ya que ni ahorrando todos sus pesos durante su gestión en el
Estado de México, hubiera podido costear
la lujosa vivienda que le construyó a su Gaviota, como en la época de los
emperadores del siglo XVI, que despotricaban el erario en los caprichos de sus
queridas, mientras el resto de la población vivía en la miseria.
Pero
el asunto no termina ahí, debido a que en su reciente declaración patrimonial,
Peña Nieto dijo poseer NUEVA VIVIENDAS, clasificadas en “casas habitación,
departamentos y terrenos”, que según algunas de ellas, fueron adquiridas y
heredadas por su padre. Pero cauteloso y
adiestrado, como acostumbra ser Peña Nieto, jamás citó el costo ni
mantenimiento de sus “casa habitación”, como si de cualquier hogar común y
corriente se tratase, y no de sus amplias y lujosas residencias, con costos y
mantenimiento exorbitante, como es en la última que construyó hace dos años en
un club de golf en Ixtapan de la Sal, donde al menos tendría que destinar
mensualmente el 30 por ciento de su salario como ex gobernador del Edomex, tan
solo para gastos de mantenimiento.
En
tanto, el resto de la población ni pa´un piche crédito de interés social tiene
acceso, como escuché que un compañero con enfado señaló.
El
bonito candidato del PRI, que no está dispuesto a aparecer despeinado ni sudado
en los carteles y espectaculares que bombardean el país, no solo gusta
de gastar el dinero público en los muebles y pisos de su hogar, sino también en
sus retratos que diariamente difunde a medios de comunicación y en su página
oficial, principalmente, donde no se le hace lucir sus pucheros ni la calvicie que se le asoma
en el coco (ya se parece a Luis Miguel), sólo sus actos de “júbilo” y
“heroísmo” que mantiene en cada mitin con despilfarro de chucherías y
suouvenirs, como si de un acto circense se tratase. El séquito que lo hace lucir
como un Salvador Allende en sus actos públicos, se trata nada más y nada menos
que de entre los mejores fotoreporteros del país (Aguilar, Reyes, Camacho, Maya, y Graf) que, a
palabras de Jenaro Villamil –de Proceso-, “sacrificaron” la nota periodística
por el culto a la imagen de PeNa Nieto.
Para
los que están un poco más avisados e informados en asuntos de política, sobre
todo en la mafia del PRI, no cae de raro que el muñeco Peña se comporte de esa
forma, ya que su familia así lo ha educado, sobre todo, su tío Arturo Montiel,
de quien fue secretario de finanzas cuando éste era gobernador del Edomex y
quien en el 2006 se bajó de la contienda electoral presidencial por el número
de residencias que poseía en México y el extranjero, y de las cuales no pudo
comprobar su adquisición, a pesar de enfatizar que desde los 10 años se ha
dedicado al ramo empresarial vendiendo artículos diversos, como lo hacen miles
de vendedores ambulantes que terrenalmente no tienen la misma “suerte” que el
ratero de Montiel, mismo que el pasado domingo en su natal Atlacomulco, Edomex, estuvo al pendiente que su pupilo Peña Nieto
no se salera del guión.
PD: Las
campañas de despilfarro y júbilo de los diferentes partidos políticos se
asimilan haciendo una reflexión histórica, que después de cien años de Revolución
y la misma línea de poder con abusos y despilfarros, las cosas no han variado
mucho, simplemente que ahora en lugar de venerar las causas y próceres
sociales, se idolatra a los productos bien empaquetados y lustrados que la
televisión se inventa: Peña Nieto con un símil a Mickey Mouse, convertidos en idolatría a lo
superficial, como lo demuestra el retrato crítico- histórico de Gérard Rancinan.
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