
Por
lo anterior, sigo convencido que el cambio verdadero está en todos aquellos que
salgan a ejercer su libre y secreto derecho a sufragar por el candidato que mejor
nos haya convencido, con sus argumentos y propuestas, ya que así, en un futuro
las verdaderas decisiones las tomara el pueblo.
Mi
voto no será para el PRI porque sigo creyendo que es un partido de privilegios
al servicio de intereses y familias particulares, entre otras tantas razones,
como su misma y larga trayectoria lo ha evidenciado.
Me
gustaría que una mujer dirigiera el país, pero no alguien como Josefina Vázquez
Mota, quien en nada contribuyo como política, mucho menos como promotora de la
educación cuando fungió como funcionaria en la SEP; además, ha escrito un libro
que me parece tan ridículo como el gabinete con el que ha trabajado su ex jefe Calderón.
Pero,
independientemente de quien gane las elecciones del próximo domingo, deseo que
el nuevo presidente de México trabaje en beneficio de las mayorías, sin seguir permitiendo
la amplia brecha que existe entre pobre y ricos.
Parafraseando
a Voltaire, respecto a los resultados del próximo domingo: posiblemente no esté
de acuerdo con el resultado, pero respetaré la decisión de las mayorías.
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