miércoles, 15 de agosto de 2012

No todo lo que brilla es oro


Qué pena que 700 de cada mil jóvenes que seguramente contribuirían al desarrollo e innovación del país, no hayan podido obtener un lugar para estudiar una carrera en alguna de las poquísimas, bueno, sólo dos universidades públicas y, tengan que frustrarse de obtener un oro terrenal en la cúspide de su profesión, debido a la morosidad e ineficacia de los representantes políticos de nuestra cada vez más baleada nación; caso contrario y ejemplar nuestro orgulloso seleccionado mexicano de fucho, que ahora es utilizado como estandarte de bandera por el fugas Calderón, quien se ha encargado de incrementar los robos y la plantilla del crimen organizado, gracias a la reducción del presupuesto a la educación, el deporte, la ciencia y todo aquello que tenga que ver con el futuro y desarrollo de la población. No obstante, a pesar de proclamarse como “presidente” del empleo y la seguridad, principalmente, ahora busca chamba y residencia en el país vecino de las barras y las estrellas,  porque teme por su seguridad y la de su familia.

Ahora con oro olímpico en el deporte más popular en nuestra tierra, funcionarios y personajes públicos exhortan a la fomentación del deporte, con el: sí se puede; sin embargo, la realidad para la millonaria población que ni siquiera logra tener acceso a la educación pública superior, dista mucho de la propaganda vil, pues, empíricamente, para poder practicar un deporte no muy exótico como es la natación, hay que pagar cuotas mensuales similares a las del salario mínimo; en su defecto, esperar meses y malos tratos para poder obtener un lugar en los escasos y deteriorados espacios públicos que brindan el servicio. En el asunto del fucho, la realidad tampoco es como la pintan, pues a pesar que se puede practicar en cualquier condición ambiental y terrenal, lograr chutar al Dios esférico (como lo ha bautizado Juan Villoro) en las grandes ligas, también es casi imposible si no se está dispuesto a pagar cuotas mensuales de los pequeños hasta su adolescencia, sin ninguna garantía de éxito en pequeños y sinceros  clubes que advierten solo del posible éxito de uno de sus pupilos.

En el contexto del párrafo anterior, recuerdo el caso de un conocido, que por un corto tiempo jugó con el Atlante en el circuito profesional, desafortunadamente fue relegado a una liga inferior; posteriormente se lesionó y, creo que su éxito no ha sido el mejor, como su madre se lo vaticinaba al recalcarle que estudiara otra profesión, pues la que había elegido tenías más desventajas que otras: la edad y las lesiones, o, tener que ser un buen administrador u obtener una medalla olímpica, por lo menos para tener la garantía de una pensión vitalicia, como la de 13 mil varos que mensualmente se han ganado los 18 seleccionados mexicanos de fucho.

Recordatario:

Hace poco leía que en EU, gobiernos de Medio Oriente reclutaban a estudiantes talento, principalmente mexicanos, para graduarlos en universidades públicas al nivel educativo de Harvard, con la condición de llevarlos a su país para ofrecerles garantías que no encuentran en los suyos; por ello creo que, al menos en nuestra tierra: No todo lo que brilla es oro.

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