miércoles, 9 de noviembre de 2011

El miedo con fuego entra

El incendio del diario veracruzano El Buen Tono es una clara señal de intimidación, no solo contra la redacción de referido diario, sino contra todo el gremio periodístico del país, que a últimas fechas ha sido intimidado  y agraviado por grupos criminales y, políticos principalmente, con el único objetivo de inhibir las denuncias de corrupción que se tejen en los diferente círculos administrativos de los partidos políticos.

Cabe señalar que el estado de Veracruz se ha vuelto pionero en la intimidación contra la libertad de expresión, pues no olvidemos que hace unos días dos jóvenes usuarios de las redes sociales alertaron a los cuerpos de seguridad por presuntos plagios que se suscitaban en un colegio infantil; sin embargo, la alerta resultó falsa, con medida represiva de cárcel para los tecleadores que difundieron la información. Posteriormente fueron puestos en libertad, gracias a la presión de las mimas redes que los pusieron tras las rejas. También en ese mismo estado una cabeza de un columnista fue abandona en el cofre de un vehículo; y otros tantos cadáveres han sido abandonados en avenidas principales de esa entidad.

Es lamentable que las medidas de intimidación de grupos criminales y políticos en contra de periodistas, estén dando resultado, ya que desde hace algún tiempo, diferentes reporteros que cubren la nota criminal han dejado de firmar sus textos por el temor a ser secuestrados, o en el peor de los casos, ejecutados.

Afortunadamente el periódico El Buen Tono de Veracruz, a pesar que lleva un mes de circulación y vio incineradas sus instalaciones, no desistirá de su labor informativa, por el contrario, le tundirá con más rigor a los abusos de los criminales que despachan sobre los pupitres de diferentes áreas públicas, con honradas excepciones, seguramente.

Esperemos que el gremio periodístico -no solo de Veracruz-, no se siga viendo afectado por grupos criminales que los obliga a huir de su lugar de origen, debido a la incomodidad de sus publicaciones, como fue el caso del caricaturista jarocho, Rapé, quien optó por abandonar el puerto de Veracruz por las constantes amenazas de intimidación, y se lanzo en busca de un presunto lugar más seguro de la República (difícil tarea).

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