miércoles, 16 de marzo de 2011

Presunto... catolicismo

En la presentación de un examen de carácter psicológico, no necesariamente porque sufra de algún desequilibrio mental, sino por requisito laboral, el ejercicio intelectual más prolongado para la contestación a una pregunta estuvo relacionado a la reciente encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía  (Inegi), que tiene que ver con el descenso de adeptos a la iglesia católica.
La última estadística reveló que en la ciudad de México, acompañada de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, entre otras, la iglesia católica pierde fieles de manera constante. Sin ser especialista, considero que la medida se debe a los recientes escándalos donde se han visto involucrados los representantes de referido gremio. El caso más próximo y sobresaliente es el del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, quien a pesar de ser descomulgado y desterrado por Benedicto XVI, su pasado obscuro-morboso queda como precedente para que las futuras generaciones comprendan el entramado papel con el que juegan los principales representantes de la fe católica.
Un dato que el Inegi omitió (al menos publicar) es que los que aún siguen profesando la fe católica, no cumplen con el discurso del credo en materia conyugal respecto a la fidelidad declarada de por vida, hasta que la muerte los separe, ya que el número de divorcios asciende como la espuma de la cerveza cuando no se procura la colocación del recipiente. Otro dato, que la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones dio a conocer, es el incremento del uso de anticonceptivos en ambos géneros, sobre todo, el prohibido condón, que contribuye al descenso de natalidad entre parejas jóvenes que optan por una mayor comodidad, ante el engreído argumento de abuelos y padres del número de sus descendientes. Y, a pesar de que seguimos siendo una población mayoritariamente católica, la iglesia sólo participa en la mitad de las uniones matrimoniales, y, ni qué decir de las parejas menores de 30 años, quienes sólo siete de cada cien optan por presentar de blanco a la novia frente al altar; esto sí, no sé si se deba al oneroso gasto que implica el purificador ritual, con la advertencia de que el sacramento de la iglesia, sólo constituye el matrimonio como la única vía válida para la procreación. Ups.
En tanto, el papa, Joseph Ratzinger, en su última contribución literaria se dedica a combatir la imagen revolucionaria que se ha creado sobre Jesús, aseverando que “la violencia no instaura el reino de Dios, y que Jesús fundó la separación entre Iglesia y Estado”, argumento que no le ha de quedar muy claro a la Arquidiócesis mexicana, sobre todo al encargado de la comunicación, Hugo Valdemar, quien impugnará una resolución del IFE, donde lo sanciona por incitar a sufragar contra el PRD, criticando que se le restringa su derecho a la expresión política, que su máximo jefe, el papa, considera ajeno a la iglesia. Por su parte, al representante del catolicismo en México, Norberto Rivera, últimamente se le hacen “agua y aceite”… las alianzas en el Edomex.
La pregunta del examen que requería mi condición religiosa aparecía al comienzo, sin embargo la respondí al final de la prueba, para pensar la leyenda que no generara reacciones morales al leer, protestante. Al final ante la premura del tiempo y como medida de desesperación puse, creyente, reflexionando que al menos en algo mejor que en este mundo, sí creo y, recordando la interrogante del filósofo francés E.M. Cioran, “¿Qué sabemos nosotros de Dios, sino que es una desesperación que comienza donde acaban todas las demás?”  Y su afirmación, “Sin Dios todo es noche y con Él hasta la luz se vuelve inútil.”

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