miércoles, 20 de julio de 2011

Vacacione$ de verano

Quién no recuerda la nostalgia emocional en la víspera de las vacaciones de verano, por la conclusión del ciclo escolar básico, medio, o superior, como presagio de la eterna separación que nos esperaba de los entrañables cómplices de la school, que después sólo recordamos como El Gordo, El Sapo, La Calabacito, El Heavy, El Soni, entre otros motes como se identificaba a la band(a)era.

Cuando menos creemos, la edad nos oprime para buscar una fuente de empleo que nos asfixie en el cumplimiento de nuestras nuevas necesidades que nos inventamos, como todo uno profesional en materia de la vanidad, echando al borde de los recuerdos las juveniles experiencias escolares, donde la ingenuidad era la bandera de nuestra asta, como sucede al personaje de Fernanda Heredia, en su cuento infantil Amigo se escribe con H, donde narra que Ant es una simpática niña que tiene que despedirse de su mejor amigo de primaria porque ya no estudiaran en el mismo colegio en secundaria. Pero la despedida de, H, como Ant llama a su mejor amigo, causa estragos en ambos personajes, que sólo pueden ser enmendados con el diccionario, en la búsqueda de palabras reconfortantes que inicien con la letra principal de cada amigo; ejemplo en el caso de H: hermano, hada, hechizo, helicóptero, humor…; en el caso de Ant: alegría, árbol, alhaja, amor...

¿Será que nuestra enmienda escolar también la encontremos buscando palabras reconfortantes con la letra principal de cada uno de nuestros compañeros de colegio?

Los menos acomplejados con las vacaciones de despedida escolar, seguro son el quinto centenar de diputados y sus respectivas familias, que despachan en la ciudad, después de cobrar su oneroso salario de 75 mil 631 pesos, sin descuento de impuestos, junto con sus respectivos apoyos económicos de 45 mil 786 pesos para asistencia social y 28 mil 722 para atención ciudadana, a fin del buen funcionamiento de sus actividades, dando un resultado total de 150 mil con 139 pesos mensuales, sin contar los diferentes apoyos económicos que reciben por formar parte de las teóricas comisiones que marca el Artículo 39, Capítulo VI, de la Ley Orgánica del Congreso; aunándoles su obligatoria prima vacacional que no debe ser menor a 15 mil pesos, de acuerdo a restas y sumas que determinan ésta.

¡ufff! Así sí, fuera nostalgia de verano y bienvenidas vacaciones a goce del erario.

En tanto la pobreza en México sigue creciendo. Datos reciente del Inegi, que próximamente serán reafirmados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), revelaron que 56 por ciento de la población mexicana se encuentra en pobreza patrimonial y que a más del 20 por ciento, su salario no le alcanza para suministrar los enseres básicos a su familia, y que sólo una minoría del 4.7 por ciento gana más de seis salarios mínimos, sin omitir que 10 millones de compatriotas se sumaron a la pobreza en el último sexenio; es decir, los pobres son cada día más pobres y los ricos cada vez más ricos, según datos de expertos del IPN y del mismo Inegi.

Pero, para quienes no son del reducido gremio de ricos y funcionarios que ahorita gozan de sus vacaciones de verano en diferentes playas del país y el extranjero, y quieran aventarse un viaje más sensato, lo pueden hacer, como un servidor lo hace, con la extraordinaria novela de Juan José Millas, El orden alfabético, donde crea un mundo que permite que los libros vuelen y agonicen de acuerdo a su contenido literal, a fin de provocar un desequilibro en el orden alfabético de las palabras. Una obra desequilibrante, que requiere de tenacidad intelectual para no distraerse con el postín de declaraciones de los políticos que se quedaron en la capital, como la titular de la Secretaría de Turismo, quien en un santiamén cree que la econompia de nuestro país mejoro, al grado de permitir a los mexicanos prefirir como destino de viaje el extranjero en lugar del interior de la República, motivo por el cual el turismo en nuestro país se ve afectado.

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