miércoles, 6 de abril de 2011

Solidaridad con Sicilia

Hace poco la madre de un vecino padeció la desgracia de sepultar al segundo de sus hijos. Entre suspiros, porque el llanto ya no se lo permitía, solicitaba la pena de muerte en su contra, por el delito al que la vida la había condenado.

Coincido, igual que muchos, que la ausencia de un hijo es indescriptible. Sin embargo, la pena que hoy embarga al poeta mexicano Javier Sicilia me hizo recordar el libro Mortal y rosa (considerado obra maestra del siglo XX) que escribió el poeta español Francisco Umbral tras la muerte de su hijo de 6 años, donde recitó la siguiente experiencia junto a él: “La primera niñez, la época que perdemos de nuestra vida, de la que nunca sabemos nada, sólo se recupera con el hijo, sólo con él vuelve a vivirse. Gracias al hijo podemos asistir a nuestra propia infancia, a nuestro propio nacimiento y yo miraba aquellos ojos cerrados, aquel llanto rosáceo, y me veía a mí mismo”.

A pesar de que las circunstancias de los homólogos arriba citados son diferentes, ya que el hijo del primero murió a manos del nuevo cáncer que agobia a la nación: narco; y el del segundo, de una enfermedad, los sentimientos –pienso- son los mismos.

Las fuerzas de Sicilia para convocar a la unión nacional a fin de salir a las calles el día de hoy a exigir que “¡los hijos de la-chingada del crimen organizado le paren!, y los “cabrones del gobierno respondan!, es un poema de resistencia y valor para todos los demás jóvenes, niños e inocentes que han muerto en la guerra que el gobierno nos ha metido ante la falta de educación y empleo, con saldo, hasta el momento, de 35 mil muertos, en proceso de crecimiento. La medida, como lo recuerda Sicilia en uno de los versos de Bertlt Brecht en su carta abierta a los políticos y a los criminales, es un alto a la instalación del crimen en la vida cotidiana, antes de que acribillen a un vecino, después a un amigo, posteriormente a un familiar, o, a un hijo, sin haber dicho nada.

La forma cobarde en la que fueron asesinados los jóvenes en Morelos, entre ellos el hijo del poeta, al ser asfixiando con bolsas de plástico, después de haber sido torturados, presuntamente por denunciar o verter en algún espacio público sus opiniones en torno a la situación del país, fue lo que genero la antipatía de los delincuentes hacia sus víctimas, a quienes también mostraron sus miedos y frustraciones que lo acorrala en su sicosis mental. De lo contrario, se seguirían respetando los códigos éticos que existían entre los criminales, como los que existían entre las peleas de pandillas, de puño a puño.

Sicilia advirtió que el silencio también grita, ante su decisión de poner fin a su letanía poética con dedicación a su hijo, pues –dijo- viviendo en una “Alemania Nazi” la palabra encarnada es asesinada y mata el aliento, por lo que es momento de resucitar al pueblo.

Por ello, el llamado para la marcha nacional del día de hoy en punto de las 17 horas, en la ciudad de México, del Palacio de Bellas Artes al Zócalo, es para reivindicar el estentóreo nacional: Estamos hasta la madre...

Otros de los párrafos, ahora, donde el poeta Francisco Umbral retrata la ausencia de un hijo, dice: “Niño mío, hijo, fruta fugaz, manzana en el mar, siempre lo he dicho, milagro instantáneo, doblemente imposible, estoy aquí, en el desorden de tu ausencia, entre los colores, animales, objetos, hierros, ruedas y seres de tu mundo, tan muertos sin ti, juguetes de un sol solo que apenas los roza, y me mira tu ausencia desde todas las paredes, encarnadas en fotografías cuando halago el tacto de la nada. No estás”

No hay comentarios:

Publicar un comentario